Una luna de miel entre cartones




Estos recién casados tenían tantas ganas de empezar su luna de miel, que ni siquiera esperaron a llegar al hotel para pegar su primer polvo como matrimonio. Pararon un taxi en un descampado, se metieron en una casa abandonada; y entre los cartones de los sin techo el marido levantó el vestido a su esposa jovencita, que estaba deseosa de que la follara contra la pared. E hizo mucho más que eso, aunque el lugar no era el más cómodo, ni tampoco el más glamuroso; pero esa follada les supo a gloria, aunque fuera muy cutre, y la recordarían siempre con mucho cariño.

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