Mi madrastra estaba sedienta de verga




Era imposible que me equivocara pensando en que mi madrastra quería follar conmigo porque su comportamiento no daba lugar a dudas. Siempre estaba en mi habitación hablando de cualquier tontería, me sonreía constantemente, me hablaba muy de cerca y en general no me dejaba ni un segundo. Esto lo suelen hacer las mujeres cuando les gustas mucho y pese a que tenía mis dudas decidí tirarle la caña. A malas ya tenía el «no», pero por intentarlo tampoco perdía nada. Un día que estaba más receptiva de lo normal le pregunté si yo le gustaba y pasó lo que vais a ver a continuación…

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