La puta madura tenía el coño muy apretado




A este chico que ha pasado su primer mes en el ejército no se le puede pedir que sea muy exclusivo cuando tiene a mano un coño que follar. Treinta días sin meterla en caliente es mucho para un veinteañero; por eso, aunque la puta que le buscaron sus compañeros le pareció una vieja pelleja, pensó que con sus tetazas bien valía la pena joderla y ya está. Y esa era su idea, aunque le encantó su forma de comer pollas, se veía que tenía su experiencia; pero todo cambió cuando le metió la verga en el chocho. Para ser un coño maduro, y de una zorra para más inri, era increíblemente estrecho; por eso, follar a la rubia fue tanto una tortura como una bendición.

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