Fóllame las tetas, que mi marido no viene a cenar




Esta puta casi se echa a llorar al teléfono cuando su marido le dijo que estaba en una reunión de negocios y no iría a cenar. Pero todo era mentira, por dentro estaba dando saltos de alegría; pues su amante llegaría en poco tiempo, y tendrían la casa para ellos solos. La rubia madurita pensaba que su vida sexual estaba bien, y que el sexo marital era satisfactoria. Pero nada de eso: todo fue encontrar un amante y vio lo que era un orgasmo de verdad; y claro, ya no quiso dejar al otro. Así que cuando ha llegado, le ha dicho que tenían todo el tiempo del mundo, así que se iban a tomar las cosas con calma. En esta ocasión, podrían disfrutar de una paja cubana, porque las tetazas de la esposa infiel invitaban a eso sin duda.

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