A su mujer le gusta el fitness, y a él que le coma la polla




No entiende por qué su esposa están tan obsesionada con el deporte, si a él le gusta exactamente como está. La negra madura se queja de que está gorda y no consigue adelgazar, así que pasa varias horas al día en el gym de casa. Él ha dejado de intentar convencerla de que está cañón, y que lo pone cachondo nada más verla. Prefiere demostrárselo, así que cuando la visita en la sala de máquinas, ya con la polla dura, no tiene más que acercarse a ella para que compruebe sus ganas de follar. Le encanta enterrarse entre las tetas gordas de su esposa, que son una delicia. Ella le come la polla, la deja follarla a perrito, y él se da el lujo de correrse en en centro de sus pechos grandes.

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